Probablemente estemos hablando de la Selección más especial de las treinta y dos, puesto que la mayoría de sus jugadores no son profesionales y en ellos se puede proyectar la ilusión más pura que podría tener cualquier niño del planeta por jugar un Mundial.
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Probablemente estemos hablando de la Selección más especial de las treinta y dos, puesto que la mayoría de sus jugadores no son profesionales y en ellos se puede proyectar la ilusión más pura que podría tener cualquier niño del planeta por jugar un Mundial.
También es curioso, respecto a esta Selección, que en 2006 se cambió a la Confederación Asiática para aumentar la competitividad de los partidos de clasificación.
Han conseguido llegar a Brasil sin pasar por la repesca, quedando segundos de grupo por detrás de Japón, con un balance de tres victorias, cuatro empates y una sola derrota ante Jordania.
Tanto para el seleccionador Ange Postecoglu, como para sus jugadores, ya es un premio participar en Brasil. Todo lo positivo que pueda ocurrir en el Mundial será calificado en Australia como un éxito.
Entre los jugadores profesionales con los que cuenta la Selección australiana, destacan Mitchell Langerak, portero suplente del Borussia Dortmund; el veteranísimo exjugador del Everthon Tim Cahill, ahora jugador del New York Red Bulls, y el atacante del Bayer Leverkusen Robbie Kruse.