Cañizares en la portería. Una defensa formada por Curro Torres, Ayala, Pellegrino (o Marchena) y Carboni. Albelda y Baraja en el doble pivote, con Rufete, Aimar y Vicente en la línea de medias puntas. Y arriba, como referencia ofensiva, Mista. Es el once titular del último glorioso València que conquistó, a las órdenes de Rafa Benítez, dos Ligas y una Copa de la UEFA. Tan sólo hace diez años de aquella etapa dorada del valencianismo, pero después de los últimos acontecimientos que ha tenido que vivir la entidad, estos diez años han parecido muchos más.
Aimar era el pincel que trazaba líneas de luz bajo el imprescindible trabajo de las brochas y los rodillos
Bajo una importante inestabilidad social y deportiva, el València actual subsiste como puede ante una importante crisis que espera ver su fin con la futura venta del club. Y es que la afición ché necesita ilusionarse con un proyecto sólido y volver a competir con los grandes, escuchando de nuevo, además, el himno de la Champions en Mestalla. Para ello, la entidad necesitará trabajo y también suerte. Aquel equipo que enamoró y que fue nombrado mejor club del mundo por la Federación de Historia y Estadística en el año 2004 no tenía grandes figuras, pero tenía jugadores con coraje, sacrificio, ilusión, hambre y pasión por la camiseta del València, pese a no ser nacidos en la tierra, su gran mayoría. Aquel equipo tampoco practicaba un gran fútbol, únicamente Aimar era el pincel que trazaba líneas de luz bajo el imprescindible trabajo de las brochas y los rodillos. Pero, indudablemente, cuando el árbitro señalaba el final sabias que se habían dejado la piel en el césped. Recuerdo que Juan Manuel Gozalo, uno de los grandes mitos del periodismo deportivo español, bautizó al conjunto de Benítez como el “equipo martirio”. Lo hizo porque no dejaban de correr ni de apretar al rival. La pesadez y la tozudez, más allá de la calidad, era lo que le hacía ganar partidos.
El panorama ya no es ni parecido. La inestabilidad que se ha asentado en el club ha provocado una importante pérdida de la ilusión de los aficionados. El València tiene que resurgir, debe volver a competir con Madrid y Barça en el Campeonato Nacional de Liga, y a codearse, de nuevo, con los grandes de Europa. Lo necesitan sus seguidores pero también lo necesita la competición. El Atlético de Madrid ha vuelto, el Athletic Club y la Real Sociedad se acercan, pero el València debe volver cuanto antes.
Moisés García Arenas.
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