Cuando Holanda conseguía remontar un partido que parecía complicársele mínimamente, la Selección española se aferraba a una victoria que le diera un poco de vida, para no hacer de su enfrentamiento contra Chile el ocaso de su participación mundialista.

Australia ha sido la primera Selección que ha dicho adiós al Mundial, pero ofreciendo a toda su gente una muy buena imagen; lo han dado todo y han luchado hasta el final; consiguieron poner en algún que otro apuro a los chicos de Van Gaal, aunque el pundonor no les fue suficiente para rascar un solo punto.

Paradójicamente, Australia iba sobrada de aquello que necesitó España para no consumar el descalabro y la decepción. No salía absolutamente nada. Era imposible hilvanar jugadas, generar espacios, ni siquiera materializar las pocas ocasiones que hubo. La defensa parecía un flan recién salido del horno: imprecisa, dubitativa, insegura, con miedos… era la negación absoluta en una tarde frustrante, no sólo para los aficionados, sino que los propios jugadores aparentaban no comprender muy bien lo que estaba sucediendo.

Parecía mentira. La mítica Roja jugando a un ritmo lento, cansino e hipóxico. Nadie se movía sin balón. Cuando un jugador español tenía el balón se le venía el mundo encima, porque el resto de compañeros permanecían inmóviles, sin ofrecer ninguna opción de pase.

El que escribe nunca ha sido un entusiasta del furor de la Roja, pero considero injustos los palos de ciego que está sufriendo el combinado español. Debemos estar eternamente agradecidos a este grupo, que tan alto nos ha dejado y que tantas alegrías ha dado a un país futbolísticamente frustrado a nivel de Selección en toda su historia.

La tercera Selección que matemáticamente quedó apeada del mundial fue Camerún, que cayó maniatada 4-0 contra Croacia. El partido tampoco tuvo mucha historia: dominio abrumador de principio a fin por parte de Croacia. Fue llamativa la tensión que había entre los integrantes de Camerún, que ofrecieron un espectáculo lamentable de discusiones y peleas entre ellos.

Jose Rodríguez