Era previsible la poca resistencia que encontraron los franceses ante Honduras, lo que se acentuó al quedarse con un jugador menos los hondureños. El partido no tuvo mucha historia; de hecho, el resultado fue bastante corto para la sangría que podría haber materializado la selección dirigida por Deschamps.
Buceando en el manual de goles de Benzema es raro encontrar uno que no sea de bella factura, de manera que los tres de ayer no representan una excepción. Fue sin duda, lo mejor del partido junto a un interesante Balbuena. Francia da la sensación que tiene equipo para llegar bastante lejos, a pesar de no poder contar con su megaestrella Ribéry.
Más igualado estuvo el choque entre Suiza y Ecuador. Estuve al borde de la decepción por parte de Suiza, que al inicio del partido y durante toda la primera parte, no le dio la cara al encuentro; tanto talento helvético quedó en un segundo plano ante la velocidad y el trabajo de Ecuador. Solo un incisivo Shakiri daba algún pequeño atisbo de esperanza a Suiza para poder remontar un encuentro que se fue al descanso con ventaja para los ecuatorianos. Pero la segunda parte tuvo un cariz muy distinto; Suiza se hizo con el control del balón y acabó llevándose in-extremis tres puntos cruciales para el desenlace del grupo.
Argentina consiguió una inmerecida victoria frente a una Bosnia que, sobre todo en la primera parte, dejó al descubierto las vergüenzas de los albicelestes. Sabella decidió poner en liza un planteamiento algo cobarde con cinco defensas; y digo bien, cinco defensas y no tres centrales y dos alas ofensivos, temeroso de una Selección bosnia que a ratos aleccionó a los argentinos a base de fútbol de talento y calidad.
Entiendo que este planteamiento táctico propio de equipos con pocos recursos fue puntual y en los sucesivos encuentros no se repetirá porque, si no, probablemente estaremos hablando de un equipo cuyo recorrido en esta Copa del Mundo no debería ser muy largo.
Jose Rodríguez
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