Eran muchas las miradas puestas en el momento del debut de una Selección, la belga, que partía como una posible revelación. Lo que nadie tuvo en cuenta fue que enfrente iba a tener un rival que resultó más difícil de superar de lo esperado, en parte por el planteamiento inicial erróneo por parte de Wilmots.
Bélgica salió sin desborde, con muchos hombres jugando por el medio, de forma que la fluidez del balón se hacía muy espesa. La falta de desborde y de desmarques de ruptura minimizaron las grandes cualidades de su delantero centro; Lukaku apenas generaba espacios y tampoco dispuso de oportunidades porque los balones no llegaban hasta su posición. Además, Argelia se aprovechó de que los laterales belgas eran laterales forzados, ya que ni Aldelweirel ni Vertonghen lo son, y eso constituye una gran ventaja para jugadores como Fegouli, que les ganaban permanentemente la espalda. Por eso, de forma muy merecida, Argelia se fue al descanso arriba en el marcador.
Wilmots despertó en la segunda parte dando entrada a Fellaini y sobre todo a Mertens, que revolucionaron el partido. El equipo se estiró, llegaron las rupturas y el dominio del juego. Esto, unido al cansancio argelino, hicieron posible la remontada.
Hablando de carencias, también pudimos ver las de Brasil, que si ya escribí que había mucho por corregir, del partido contra Croacia al de ayer poco hubo de esas correcciones.
Los chicos de Escolari se encontraron con una Selección mexicana muy bien plantada en el terreno de juego; solidaria, participativa y con mucha concentración. Brasil cuenta con el hándicap de enfocar todo su juego en Neymar, y en él están depositadas todas las esperanzas. Ayer no tuvo su día y Brasil careció de recursos diferentes para hacerse con un partido en que, a pesar de tirar más a puerta y encontrarse con un inconmensurable Guillermo Ochoa, no tuvo en ningún momento el control del mismo.
Una vez más la solidez de sus centrales y de su eje Luiz Gustavo fue lo más destacable de un equipo que, de no ser por su condición de anfitrión, no contaría con muchas opciones para ganar el Mundial.
La jornada finalizó con un interesante empate entre Rusia y Corea del Sur, donde lo más reseñable fue la velocidad de los coreanos que, de haber tenido más fortuna de cara al gol, se hubieran deshecho de los rusos sin mayor dificultad. Hasta ahora hemos podido ver en Corea al equipo más contragolpeador, con una salida de balón vertiginosa y muy eficaz, aunque no se pudo traducir en forma de goles.
El experimentado Fabio Capello consiguió estabilizar al equipo en la segunda parte, frenando lo que podía haber sido una goleada, pero Rusia dio la sensación de no tener mucho más margen de evolución y eso, más allá de este Mundial, es un problema a cuatro años vista, del Mundial que los rusos van a organizar en 2018.
Jose Rodríguez
FÚTBOLSELECCIÓN no publica comentarios ofensivos ni de mal gusto.