Tras el parón liguero debido a la fase de clasificación de selecciones para el europeo de 2016, el Real Madrid hasta el Ciutat de Valencia para medirse ante un Levante que, a pesar de no haber modificado prácticamente nada su plantilla respecto a la temporada pasada, no acaba de adquirir la solidez que alcanzó en temporadas anteriores, tanto con Juan Ignacio Martínez como con Joaquín Caparrós.
El actual técnico granota, José Luis Mendilíbar no termina de ajustar los parámetros de la máquina levantinista, que hasta la fecha está teniendo verdaderas dificultades para hacer goles y sumar de tres en tres.
El Levante es un equipo que basa su juego en el trabajo físico. El caso es que hasta ahora no está imprimiendo ese punto de intensidad que requieren equipos que carecen de otros recursos, como la técnica o la fluidez en la circulación del balón. Si a esto le sumamos la escasez goleadora y la sensible marcha de uno de los porteros más en forma del mundo, las posibilidades de éxito ante el Real Madrid se ven muy reducidas, de ahí que Mendilíbar haya declarado que con el empate se iría a casa más que satisfecho.
Dicen que las desgracias nunca vienen solas, y es que, por si fuera poco, la lista de bajas de los levantinistas para este partido es de vértigo: hasta seis hombres y de los importantes son los que mañana no podrán formar parte del espectáculo: David Navarro, Toño García, Lukas Vintra, Nikos Karampelas, Raffael Martins y El Zhar. También recuperan al veterano Juanfran y en la portería estará el ex-madridista Jesús Fernández, que está siendo uno de los activos más destacados de los valencianos.
Al término del partido entiendo que a nadie le debería sorprender si los madridistas consiguen resolver el encuentro por una notable diferencia, tanto en el juego como en el marcador, ya que desde hace unas jornadas Ancelotti ha puesto al equipo en velocidad de crucero y se muestra estable y eficaz.
Jose Rodríguez
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