En el mundo del fútbol, cualquier jugador de más de 32 o 33 años está pensando en su retirada. Algunos consiguen un último contrato en un país exótico como Qatar o se van a disputar la Liga de fútbol norteamericana. En el caso de Miura, pasando ya los 45 años, no parece que tenga ningún interés en colgar las botas.
Kazuyoshi Miura es un mítico jugador japonés que a sus 47 años sigue jugando a buen nivel actualmente en el Yokohama FC de su país. Es un trotamundos del fútbol que ha pasado por multitud de equipos y países, y además ha tenido una destacadísima carrera como internacional con Japón, consiguiendo ser el segundo máximo goleador de la historia de su país con 55 goles en 89 partidos.
Su carrera empezó en su Shizuoka natal, y con sólo quince años viajó nada menos que a Brasil para continuar su formación en el país del fútbol. Allí empezó a jugar como extremo izquierdo en el Clube Atlético Juventus de São Paulo. Pese a que intentó volver a Japón, a mediados de los ochenta la Liga de su país aún era amateur, por lo que finalmente fichó por el Santos, en el que únicamente jugó dos partidos. Donde despuntó fue en el Curitiba; allí sí jugó con continuidad y fue capaz de anotar un par de goles. Era mitad de los años ochenta; la mayoría de jugadores internacionales japoneses actuales ni siquiera habían nacido.
Miura ya era todo un personaje en Japón, y el Verdi Kawasaky, equipo en el que jugaba cuando se inició la J. League, aprovechó su tirón para promocionar la competición en ese país. En 1993 la Confederación Asiática de Fútbol le otorgó el premio al mejor jugador asiático del año, siendo el primer ganador de este premio. En aquella época ya había cambiado la posición de extremo por la de delantero centro, mejorando su capacidad goleadora y llamando la atención de clubes europeos.
Así, en 1994 fichó por el Génova, donde no tuvo mucha fortuna: en su debut ante el Milan se partió literalmente la cara en un encontronazo nada menos que con Franco Baresi. Además no pudo marcar más que un solo gol en toda la temporada, eso sí, ante la Sampdoria, eterno rival del Génova. Su aventura italiana finalizó ese mismo año, volviendo a Japón, nuevamente al Verdy Kawasaky, donde jugó tres temporadas más. En 1998 volvió a Europa, esta vez en calidad de cedido al Croacia Zagreb, con el que consiguió una Liga croata y ser el primer jugador japonés en disputar un partido de la Champions League.
En 1999, ya con 32 años, en lugar de pensar en planificar su retirada, continuó con su periplo por diferentes clubes, jugando nuevamente en Japón donde lo hizo en diferentes clubes hasta 2005, año en que decidió probar suerte en Australia, en el Sydney. Tras su aventura australiana volvió a Japón, al Yokohama donde continuó jugando hasta 2012.
Para incrementar más su leyenda de futbolista incansable, en 2012 fue cedido al Espolada Hokkaido de fútbol sala, para revitalizar ese deporte en su país. Ese mismo año fue convocado por la Selección japonesa de fútbol sala para el Campeonato Mundial de fútbol sala de la FIFA 2012.
El viejo samurái dejó el fútbol sala y volvió al fútbol y al Yokohama, donde todavía sigue poniendo su empuje y garra.
Dicen que el famoso personaje manga de Oliver Atton se basa en la vida de Kazuyoshi Miura y, ciertamente, como hemos visto sus vidas tienen bastantes similitudes. En cualquier caso con Miura sí puede decirse eso de que ‘los viejos rockeros nunca mueren’.
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