Hoy en día nadie concibe a un portero sin guantes; los guantes son una parte fundamental de su la indumentaria, y además las marcas se encargan de investigar para hacer de los mismos un instrumento más preciso, que permita a los guardametas desempeñar su labor con más seguridad y eviten así los goles a su equipo.
Sin embargo no hace mucho que los guantes son pieza básica en la portería. De hecho, durante casi 100 años los porteros hacían su trabajo con las manos desnudas. Hasta hace poco, otras prendas eran mucho más importantes para los porteros, por ejemplo, la gorra, ahora caída en desuso.
La historia de los guantes de portero viene de lejos. En 1885, William Sykes, un empresario del cuero que empezó a fabricar también de los primeros balones de fútbol, registró también la primera patente al respecto: unos guantes que llevaban una capa de caucho proveniente de la India que protegía las manos del guardameta. Su producto no prosperó y nunca se inició su producción en masa.
Es posible que los porteros usaran guantes de lana para calentarse las manos, pero fue un argentino, Amadeo Carrizo ‘Tarzán’, que jugó en River Plate en la década de 1940-1950, el primer portero que utilizó guantes de la manera en que hoy los concebimos. Sus guantes no eran ni mucho menos como los actuales, ni siquiera parecidos. Eran de algodón, no impermeables y poco acolchados, por lo que realizaban su función con bastantes limitaciones.
En Europa los guantes se utilizaron por primera vez en 1952 en un partido entre Airdrie vs. Celtic de la Liga escocesa. En la Copa del Mundo de 1966, Gordon Banks se convirtió en Campeón del Mundo utilizando unos guantes parecidos a los de Carrizo.
Fue ya a finales de los sesenta y principios de los setenta cuando los guantes evolucionaron a algo más parecido a lo que conocemos hoy en día. La marca que empezó a producirlos y comercializarlos masivamente fue Stanno. Esos primeros guantes industriales eran de cuero, pero ya incorporaban trozos de goma en su exterior para facilitar el agarre y estaban mucho mejor acolchados.
A partir de ese momento todo fueron evolución y mejoras. En 1974 el portero alemán Seep Maier portó unos guantes Reusch diseñados especialmente para él, que eran mucho más grandes que cualquier otro tipo de guantes del momento; se puede decir que esos fueron los precursores de los guantes actuales.
En los ochenta se incorporaron otros materiales además del cuero y el caucho. Se empezó a probar con látex y materiales más pegajosos que proporcionaban un mejor agarre, siempre tratando de conseguir un equilibrio entre protección y facilidad de movimientos de la mano.
Los guantes son hoy algo imprescindible para cualquier guardameta, y no dejan de evolucionar. Seguro que en los próximos años incorporarán mejoras que sorprenderán a los porteros del futuro.
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