Era una cálida tarde del verano de 1950. En el estadio de Maracaná había más de 190.000 brasileños preparados para celebrar el Campeonato del Mundo que iba a conseguir Brasil, y en el resto del país muchos millones más estaban pegados a la radio con la misma idea.
João Ramos se preparaba para escuchar la final junto con unos familiares. Salió a la calle y llamó a su hijo de diez años, que en aquel momento y como todos los días se encontraba jugando al fútbol con sus amigos.
– Adentro, hijo, que ya empieza la final.
– ¿Qué final?, preguntó.
– La final del Mundo entre Brasil y Uruguay.
– ¿Y qué pasa?
– Que va a ganar Brasil y lo vamos a celebrar, respondió João convencido.
Sin embargo, ni João ni el resto de la torcida brasileña contaba con el ‘maracanazo’, aquella derrota que los periódicos de Brasil tildaron de la más amarga de la historia del deporte brasileño. Finalmente, 1-2 y Brasil perdía su Mundial; Uruguay, Campeona del Mundo.
João Ramos, ‘Dondinho’, lloraba… Su hijo, que nunca había visto llorar a su padre, trataba de consolarlo: “No llore, papá. Yo voy a ganar una Copa del Mundo para usted, se lo prometo.” Su promesa se cumplió tan sólo ocho años más tarde en el Mundial de Suecia en 1958; aquel chaval que no sabía ni qué partido se jugaba ese día era Edson Arantes do Nascimento, ‘Pelé’, el que por muchos es considerado el mejor jugador de la historia.
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