La ciudad danesa de Aarhus fue testigo de la mayor revolución que ha vivido la historia del fútbol mundial, el 7 de octubre del año 2007. La Selección española jugaba ante Dinamarca para obtener una plaza en la Eurocopa de Austria y Suiza, que brillantemente conquistó. El seleccionador nacional, Luis Aragonés llegaba a esta cita muy cuestionado: el Mundial de Alemania disputado un año antes había dejado a la Selección fuera de juego en los octavos de final, al perder ante Francia. Luis había optado por apartar del equipo a Raúl, y parte de la prensa deportiva no perdonaba lo que consideraban una traición al espíritu de la Selección. Lo que no sabían muchos es que Luis Aragonés había ideado un plan que pasaba por reconvertir el juego de la misma, abandonar la furia y apostar por el talento, en lo que se convertiría en uno de los mejores legados que ha dejado el fútbol en su historia.
Para el partido de Aarhus, Luis se encontró con un serio problema: no podía contar con sus dos delanteros titulares, Villa y Torres. Fue en ese momento cuando el Sabio de Hortaleza pensó que había llegado el momento de innovar, de buscar el nuevo orden futbolístico que tanto había soñado. Decidió alinear a un solo delantero, Raúl Tamudo, y que la pelota la dirigiera un elenco de orfebres del balón; era la primera vez que coincidían de inicio Xavi, Cesc e Iniesta, y la Selección realizó su mejor partido en muchos años. El gol que marcó Sergio Ramos llegó después de veintiocho toques de balón; el público danés congregado en el estadio comenzó a ponerse de pie aplaudiendo lo que podía considerarse una auténtica obra de arte.
Nacía un nuevo concepto de fútbol basado en el toque, en la posesión, la presión alta y el propósito de manejar el balón, jugar con cabeza y dejar que el talento lidere el concepto del fútbol. Comenzaba el reinado de los bajitos, de los jugadores elegantes, finos. El líder era un mediocentro de Terrasa denostado en el Barcelona por Van Gaal; Luis necesitaba un ideólogo para consumar semejante revolución y tenía pocas dudas: ese era Xavi.
Para entender la importancia de Luis Aragonés en la personalidad futbolística de Xavi hay que remontarse al año 2005, cuando el mediocentro del Barça no contaba en los planes de los diferentes técnicos del club catalán. Su posición en el campo era más retrasada, cerca de los pivotes defensivos, y la superioridad física de muchos jugadores en esa zona del campo hacía imposible que Xavi pudiera brillar.
Un día, en una concentración de la Selección española, Luis Aragonés se acercó a Xavi y le preguntó por qué no rendía a un nivel superior, teniendo en cuenta el inmenso talento de que disponía. Xavi le respondió a Luis que no se encontraba bien en el campo, y que en ocasiones se veía superado por los adversarios. La respuesta de Luis cambió de raíz la mentalidad de Xavi; el seleccionador le miró a los ojos y le espetó con su habitual histrionismo: “si usted tiene el balón nadie se lo quitará, porque usted es el mejor futbolista del mundo conduciendo el balón. Nadie lo hace como usted. Míreme, señor Hernández: recuerde estas palabras, grábelas en su cabeza. Se lo repito: si usted tiene el balón nadie se lo quitará”.
Esas palabras retumbaron en la cabeza de un jugador que es todo un procesador del balón sobre el terreno de juego. Lo siguiente fue adelantar su posición en el campo, más cerca de la zona de tres cuartos, entre los centrocampistas y los delanteros, la zona de dominio, la zona de control, el lugar donde se elabora el juego. En el siguiente partido ante Islandia se vio al mejor Xavi conduciendo el balón, se giraba, daba la vuelta, siempre con la mirada alta, flotaba sobre el campo. El resultado fue abrumador, nadie le pudo quitar el balón en los 90 minutos, los rocosos jugadores islandeses metían la pierna con contundencia, pero nunca fueron capaces de robarle a Xavi la pelota.
El triunfo de este concepto futbolístico no puede quedar circunscrito al binomio Luis-Xavi, pero son dos protagonistas principales de un ciclo que ha estado acompañado por jugadores con mucho talento y de seleccionadores honestos e inteligentes: primero Luis, por concebir este juego, y después Del Bosque, por dar continuidad a esta idea futbolística.
Luis Aragonés nos ha dejado recientemente, pero su legado futbolístico quedará inmortalizado para siempre. Apostó por la excelencia deportiva, por el talento y por la inteligencia y su apuesta fue el comienzo de la supremacía del buen fútbol realizado por la Selección, que ha acabado conquistando dos Eurocopas y un Mundial.
© Antonio Muelas, 2014 { [email protected] }
FÚTBOLSELECCIÓN no publica comentarios ofensivos ni de mal gusto.