A estas alturas y con todos los títulos acumulados, el Cholo ya no debería ser capaz de engañar a nadie: realmente es un Caballo de Troya.
Hace apenas unos meses se proclamó Campeón de Liga arrebatándole el título al F.C. Barcelona en el mismísimo Camp Nou. Ahora acaba de ganar la Supercopa al Real Madrid más prometedor de los últimos tiempos, con la inmensa dificultad añadida de haber tenido que prescindir de algunas de sus figuras, mientras los merengues se han reforzado hasta el infinito a golpe del habitual talonario.
Dice ahora Simeone que sus rivales en la Liga no son el Madrid y el Barça, sino el Valencia y el Sevilla. Inteligentísima estrategia del Cholo para seguir manteniendo su espíritu de ‘partido a partido’.
La historia reciente del fútbol ha vivido dos revoluciones, ambas procedentes de España: la primera se gestó en el talento de Luis Aragonés y Pep Guardiola, con una manera innovadora de jugar que en su momento arrasó en todo el mundo. La segunda es el Caballo de Troya de Simeone, y se le podría llamar ‘máximo rendimiento’. Mientras el Madrid y el Barça pueden jugar a una media del 80 ó 90%, el Atlético lo hace entre el 95 y el 100%. Y ahí se acabaron las diferencias, el dinero ya no cuenta.
El estilo del Cholo no es elegante; no puede permitírselo. La brusquedad es más bien su enseña, al límite de lo que tolera el reglamento. Su objetivo no es el fútbol bonito; ese es el privilegio de los más ricos. Su objetivo único y exclusivo es la victoria, y vaya si la consigue…
En los últimos años todo eran quejas acerca de que el fútbol español era cosa de tan solo dos equipos. Por el camino que vamos, ya no serán dos, sino solo uno: el Atlético de Simeone, el Caballo de Troya.
Consuelo Martínez, Alicante.
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