“¡Tiren papelitos, muchachos!”, dijo Clemente…
Si existe un personaje asociado a la realidad social argentina y a su pasión por el fútbol (sobre todo, en épocas de Mundiales), ese es Clemente.
Se trata de un ser (algo de animal, algo de humano) sin brazos, sin alas, color amarillo, y su cuerpo cubierto de rayas negras, con una especie de hocico pronunciado y redondeado, que se alimenta a base de aceitunas y mate. Es hincha del Club de Fútbol Boca Juniors.
Clemente nació en Marzo de 1973, de la mano de Caloi, genial dibujante e historietista argentino, maestro del humor gráfico, que así lo definió en alguna circunstancia: «Clemente no tiene una definición en la escala zoológica. Es un ejemplar único. Está amasado con los valores de la calle de nuestra infancia, que no era peligrosa y acechante como ahora, sino la continuidad de la casa«.
A lo largo de los años, Clemente, que encarna la esencia del típico porteño de los barrios bajos, con dudosa cultura y ráfagas de genialidad crítica, se convirtió en uno de los personajes más queridos y entrañables de la Argentina.
Una de sus anécdotas más notorias, fue ‘la batalla de los papelitos’, una cómica disputa que entabló, en los días del Mundial de 1978, con el entonces relator de fútbol oficial de aquel evento, el inigualable José María Muñoz (también ídolo argentino), que sostenía que tirar papelitos cuando entraba la Selección al campo de juego daba una imagen de suciedad, al mismo tiempo que podía producir lesiones a los jugadores si resbalaban y caían mal. Clemente, para llevarle la contraria, acuño la frase «¡Tiren papelitos, muchachos!», fomentando dicha práctica como forma de alentar a su Selección de fútbol.
Clemente no estaba solo; tenía sus amistades, familiares, y algo más: Bartolo, el motorman o conductor de tranvías, que en un inicio era protagonista de la historieta y más tarde pasó a segundo plano, cuando empezó a destacar su amigo Clemente. De vez en cuando hacían apariciones, como invitados, personalidades famosas, como por ejemplo Carlos Gardel o Sigmund Freud.
A Clemente se le conocen como mínimo, dos amantes: una es Mimí, un canario hembra que vive en una jaula, que está profundamente enamorada del protagonista. Es un personaje aristocrático, conservador y muy romántico. Pero su amante más famosa es la Mulatona, una especie de Clemente hembra, de color, una exuberante dama que por sus modismos parece venida de Cuba.
Clemente también tiene hijos. Uno es Jacinto: es como un bebé; nació de una aceituna, usa chupete, es hincha del Club de Fútbol River Plate, siempre está sentado en el suelo sobre un charco; interviene en cómicas y disparatadas conversaciones filosóficas con su padre. En algunas ocasiones aparece como adolescente, como en otra etapa de su vida. Luego está Clementina, que es hija de Clemente y de la Mulatona; ha salido morena, como su madre.
Fue llevado del papel del periódico Clarín a la pantalla de TV, transformándose en un muñeco animado que dejó infinidad de pequeños e inolvidables momentos de humor.
Durante el Mundial de 2010 en Sudáfrica una empresa lo utilizó como imagen principal de su campaña de marketing, convirtiéndolo en personaje de animación 3d, para la difusión de diferentes vídeos promocionales.
Clemente cuenta con varios monumentos dedicados a lo largo y ancho del país, como por ejemplo el de la República de los Niños, o el más reciente, en una plazoleta que lleva su nombre, en la ciudad de Adrogué, provincia de Buenos Aires.
Aprovechamos también para homenajear con estas líneas a su creador, Carlos Loiseau, más conocido como Caloi, desgraciadamente fallecido en mayo del 2012.
Gabriel Alonso
Buenos Aires, Argentina
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