No se trata de nuevos delitos; son los ya tradicionales, solo que en este caso adaptados al indiscutible y muy notorio reclamo de la próxima celebración de la Copa del Mundo de Fútbol de Brasil 2014.
El ‘scam’ o correo fraudulento es objeto de continuos avisos, tantos como de caídas de imprudentes incautos. El proceso es siempre el mismo: se crea un e-mail en el que figuran logos de empresas u organismos del más alto reconocimiento (FIFA, UEFA, RFEF…); en realidad, cualquiera puede hacer esto, aunque no legalmente, claro. Así se consigue la apariencia de credibilidad que se pretende. A veces, además de los logos o en lugar de ellos, se utiliza la foto de una autoridad muy conocida, de un presidente, de una estrella del fútbol… Desde este montaje se anuncia al receptor del e-mail que ha conseguido un importante premio en metálico. Es evidente que hay scams chapuceros, pero también los hay extremadamente estudiados y que hacen caer a alguna gente.
Y aquí comienza el peligro: se invita a que el supuesto premiado reclame el dinero ganado, mediante la solicitud de una serie de datos personales.
Hay personas que, llegados a este punto, confían porque los datos que le han pedido no son confidenciales, como por ejemplo sí lo serían los números bancarios. En efecto, si responden a ese primer e-mail no habrán aportado aún, ciertamente, ningún dato relevante, pero sí habrán demostrado ser muy ingenuos, es decir, la carne de cañón que buscan para los siguientes pasos, en manos de auténticos estafadores profesionales.
La maquinaria que se pone en marcha entonces utiliza técnicas mucho más sibilinas. Por ejemplo, con una amabilidad exquisita nos llamarán por teléfono para informarnos de que debemos ingresar una pequeña cantidad (“gastos de gestión”), insignificante en comparación con el cuantioso premio. Tal vez hasta nos visiten en casa…
Este delito está siendo muy utilizado también con falsas ofertas de trabajo.
Mucho cuidado con creernos afortunados. Si recibimos algo parecido a esto, mejor borrarlo incluso antes de abrirlo. Nadie regala premios relacionados con el Mundial, como nadie regala, desgraciadamente, puestos de trabajo.
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