{ ABRIL– SEMANA 1 } Debido a sus características técnicas y a su estilo de juego, siempre le costó entrar en la dinámica de los planes del cuerpo técnico de la Selección española.
Fernando Llorente es un delantero que proporciona alternativas diferentes y especiales al resto de competidores por una plaza para el Mundial: es muy poderoso físicamente; cuando el equipo precisa juego directo, es el delantero ideal.
Fija como nadie a las defensas, las hace retroceder hacia su área. También tiene la capacidad de aguantar de espaldas el balón y jugar con los compañeros porque, a pesar de ser muy corpulento, tiene un manejo muy decente con los pies. Para hacer un juego vertical, no es fácil encontrar en la élite otro delantero que rinda como él, y todavía no hemos hablado de su máxima virtud, que no es otra que el remate de cabeza. Un dato curioso en su trayectoria profesional es que casi un 50% de los goles que lleva anotados entre Liga española e italiana son de cabeza (46 de 97 goles).
A principio de la presente temporada daba la impresión de que le iba a costar mucho entrar en los planes de Antonio Conte, al menos como hombre referencia, teniendo en cuenta la competencia contra la que tenía que luchar: Carlos Tévez, Mirko Vucinic, Sebastian Giovinco, Fabio Quagliarella y, desde el mercado invernal, Pablo Osvaldo. Pero ha demostrado ser fuerte, paciente e impasible a todas las críticas que le han ido lloviendo.
La única verdad es que a estas alturas de temporada es el delantero que más minutos acumula en la Juve. En la Serie A ha jugado 29 partidos de 32 y lleva 13 goles en esta competición, lo que le convierte en el primer español en marcar 13 goles o más en la Liga italiana.
Sin remontarnos muy atrás, ayer, en el partido que enfrentó al Juventus frente al Livorno, dio una exhibición de todas sus dotes futbolísticas; metió dos buenos goles. El primero, recibe de espaldas, se gira y golpea con la zurda fuera del alcance del portero del Livorno; y el segundo fue de un cabezazo espectacular.
El fútbol español debe reconocimiento a un jugador que fue castigado por hacer uso de su libertad, y decidir en su momento que lo mejor para él, para su futuro y para su familia era emprender una aventura en el fútbol italiano.
Llorente es un deportista afable, humilde y muy inteligente. De no ser por esto no hubiera podido sobreponerse al último año que vivió en el Athletic, donde Bielsa, la junta directiva y parte de la afición quizá no comprendieron su decisión.
Hay motivos objetivos para pensar que merece estar entre los veintitrés seleccionados. Un Mundial es muy largo y en ciertos momentos en que las defensas rivales se cierren y haya carencia de ideas, Llorente es el único que tiene esa llave diferente que puede abrir puertas que a priori ningún otro jugador puede abrir.
Jose Rodríguez
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