A finales de los 80 no se sabía mucho del fútbol africano. Eran tiempos en los había sólo dos canales de televisión, en ‘los deportes’ del telediario se hablaba de deportes y no sólo del Madrid y del Barcelona, eran tiempos en los que sólo había cuatro extranjeros en cada equipo de la Liga, nadie tenía parabólicas ni nada parecido y, por supuesto, no existía Internet. Sólo conocíamos a N´Kono, que jugaba de portero en el RCD Espanyol.
En ese contexto, un Mundial era como siempre un acontecimiento importantísimo y muy esperado por todos los aficionados. En el de Italia de 1990 participaba por segunda vez la Selección de los Leones Indomables, Camerún.
En el partido inaugural se enfrentaban nada más y nada menos que a la Argentina de Diego Armando Maradona, los Campeones del Mundo. A priori todos pensábamos que Camerún sería un bocado fácil para la albiceleste, pero como suele ocurrir en esto del fútbol, los partidos hay que jugarlos. El partido terminó con 1-0 a favor de Camerún. “Flor de un día, cosieron a Maradona a patadas, tuvieron suerte…” fueron las frases que más se escucharon tras aquel partido.
¿Y esos, quiénes son?
Los asombrados aficionados esperamos con ansia el segundo partido, esta vez contra Rumanía. Si en el primer encuentro nos sorprendimos del resultado y de la derrota argentina, en este segundo partido quedamos maravillados por la aparición de un jugador; con el marcador empate a cero ya en el segundo tiempo, un futbolista de Camerún sale a calentar; entra en el minuto 14 del segundo tiempo; un tipo menudo, cara sonriente, el 9 en la espalda y 38 años sobre sus hombros.
Minuto 76. Un balón viene bombeado desde el centro del campo tras un despeje directo al área rumana, bota muy alto y, mientras la pelota baja y no baja, ‘el abuelo’ sale como un rayo a pelearla, choca con el defensa, se lleva el balón y bate al portero rumano. El bailecito que se marcó Roger Milla en el banderín de córner es una imagen que ha quedado para los anales de la Copa del Mundo. Acababa de empezar la leyenda de Milla. En aquel partido aún marcó otro gol; finalmente 2-1 para Camerún, y clasificados para segunda ronda por primera vez en su historia.
¡Son Camerún!
Ya nadie se perdía un partido de Camerún, era la sensación del Mundial. Si bien es cierto que cayeron goleados por la URSS en su tercer partido, a nadie le importaba, queríamos verlos en los octavos de final, contra Colombia, la Colombia de Valderrama, Higuita, Fajardo…, un buenísimo equipo.
Higuita, que luego jugó en España, concretamente en el Valladolid, era un portero muy peculiar, conocido por su afición a jugar con los pies; no era malo, hasta marcaba goles de faltas. El partido acaba 0-0, y a la prórroga.
Milla, que como siempre había salido en el segundo tiempo, estaba a punto de hacer más grande su leyenda…
Milla, que como siempre había salido en el segundo tiempo, estaba a punto de hacer más grande su leyenda: una jugada por la banda izquierda, el balón llega a Milla, que regatea al defensa, y con la izquierda bate por el palo corto a Higuita. Uno a cero y bailecito en el córner. Sólo tres minutos después, en el 109, Higuita sale del área a recoger un balón que le llega flojo, su seguridad con los pies le juega una mala pasada y, como se dice, más sabe el diablo por viejo que por diablo, ‘el abuelo’ le roba la cartera marcando a puerta vacía. De nada valió a Colombia el gol de Redin; Camerún se clasificaba para los cuartos de final.
El partido de cuartos lo jugarían contra Inglaterra. Ni que decir tiene que todos íbamos con Camerún, nos habíamos entusiasmado con aquella selección y con aquel jugador, Roger Milla, entonces ya conocido por todos.
El partido contra Inglaterra fue muy emocionante. A priori debía ser un trámite para los ingleses, pero ya se había visto en aquel campeonato de qué eran capaces los cameruneses con Milla en el campo. Como siempre, el partido empezó con ‘el abuelo’ en el banquillo. En el minuto 25 marcó Inglaterra por medio de Platt. Final del primer tiempo 1-0 a favor de Inglaterra. En el segundo tiempo, como siempre, saltó Milla al campo. Una pancarta en la grada ejemplificaba el sentimiento de todos los aficionados (menos los ingleses, claro), “Forza Milla”. Al poco de salir, jugada por la derecha, Milla recoge dentro del área el pase de un compañero, pero es derribado por el defensor inglés: penalti.
La pena máxima la transforma sin problemas Kunde. Empate a uno, y el miedo empieza a meterse en el cuerpo de los ingleses, ¿será posible otra hazaña de Camerún? Tan sólo cuatro minutos después, el miedo inglés se torna pavor: Milla recoge un pase cerca de la frontal, avanza un poco y mete un pase a Ekeke que lo deja sólo ante el portero. Gol de Ekeke y 2-1 para Camerún; la hazaña se había producido, Camerún había dado la vuelta al marcador de la mano de un jugador de 38 años que sólo salía en los segundos tiempos. Aún pudo llegar el tercero de Camerún cuando otra vez Milla deja franco un pase a Oman Biyik, que está a punto de marcar de tacón.
Los ingleses no tiran la toalla, Bobby Robson se desgañita en la banda, fruto de su empuje consiguen sacar un inocente penalti sobre Lineker. Empate, y a la prórroga. El partido se desarrolla en la misma tónica: los ingleses empujan, los cameruneses aguantan bien y casi están a punto de conseguir otro gol en varias ocasiones claras. Sin embargo, quizá la falta de oficio les lleva a seguir con su ataque a la portería inglesa cuando apenas quedan un par de minutos para llegar a la lotería de los penaltis. En un contraataque inglés, el balón llega a Lineker, que es objeto de otro penalti, esta vez cometido por el portero (curiosamente N´Kono, el único que conocíamos…). Inglaterra marca y pone así fin a la aventura inolvidable de los ‘Leones Indomables’ en el Mundial de Italia.
La leyenda de Milla
Así conocimos a un jugador legendario, Roger Milla. Según cuentan, y para agrandar más su leyenda, Milla se había retirado antes del Mundial de Italia. El presidente de Camerún le propuso que formara parte de la Selección; su experiencia y veteranía serían muy importantes para el equipo. Y vaya si fueron importantes. De la mano de Milla, el tipo de la cara sonriente, de los bailecitos raros y los goles importantes, Camerún hizo vibrar no sólo a la afición de su país, sino a todos los aficionados que disfrutamos con sus goles en aquel Mundial de Italia.
Milla aún agrandó más su leyenda al participar con 42 años en el Mundial de Estados Unidos de 1994. Fue capaz de anotar un gol contra Rusia; su equipo perdió aquel partido por 6-1, pero él entró en la historia como el jugador más veterano en marcar en un Mundial.
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