La urgencia de esta carta es porque, a día de hoy, el FC Barcelona está en condiciones de ganarlo todo… Y sólo ahora puedo decir lo que quiero.
Cuando a Tito le llovían elogios, él no perdía su gesto serio y una y otra vez respondía que eran completamente vacíos, que de no ser por los éxitos conseguidos, en lugar de elogios habría insultos y desprecios.
En esto es en lo que ha quedado para muchos el fútbol: en el depósito de basura donde cada cual vuelca lo peor de sí mismo, en una crónica rosa masculina.
En tu caso, Tata, hay aún otro agravio añadido: en el momento político que vive mi país, Cataluña, Guardiola era ‘más que un entrenador’ para ‘más que un club’. Que Tito fuese también catalán aportaba un valor añadido que tú no aportas. A la mayoría de culers nos habría gustado seguir teniendo entrenadores catalanes, pero no se encontró ninguno con suficiente altura.
¿Has visto como parte de la gradería pita a Cesc cuando su rendimiento no les gusta? Pues lo mismo sucedería hasta con Messi si tuviese una racha prolongada del mal juego. Bastarían unas cuantas semanas para que muchos olvidaran todo lo que ahora dicen, y lo humillaran con todas las barbaridades que se les ocurriesen.
No es esa la Cataluña que quiero ni el Barça que quiero, por más que así sean la mayoría de países y de clubes.
Tengo la sensación de que nunca te has sentido reconocido y de que, ocurra lo que ocurra, a final de temporada vas a irte. Y mi fracaso, como culer y como catalán, no será perder ningún título, sino que tú no hayas podido sentirte catalán y culer entre nosotros.
Perdona, Tata y, pase lo que pase, moltes gràcies.
Ricard Gurguí, Barcelona.
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