El Real Madrid rendirá visita al Westfalestadion de Dortmund el 8 de abril en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League. Malos recuerdos para el club blanco; allí tuvo lugar la pasada temporada una ‘masacre’ futbolística, cuando en el partido de ida de las semifinales de la Champions, un polaco llamado Robert Lewandosky le marcaba al equipo que dirigía Jose Mourinho cuatro goles y le apeaba virtualmente de poder jugar la final de la Champions. El karma de Mourinho, no tengo ninguna duda.
Pero esta temporada las cosas son bien diferentes: en primer lugar, el Madrid tiene a un entrenador que le gusta jugar al fútbol, dotar de estilo a su juego y buscar el resultado agradando al espectador. Enfrente, el Borussia está muy lejos del nivel exhibido la pasada temporada; la marcha de Götze al Bayern ha sido algo que no ha sabido digerir el equipo que dirige Jurgen Kloop. Además, para el partido de ida en el Bernabéu, el Borussia no podrá contar con Lewandosky, que vio en el partido ante el Zenit de San Petersburgo una tarjeta amarilla que acarrea suspensión. A la baja del ariete polaco hay que sumar las de Gundogan, Reus, Bender, Subotic y Blaszczykowski por lesión, por lo que el equipo alemán va a jugar la eliminatoria de cuartos de final muy mermado.
La atmósfera que se genera en aquel estadio no es comparable con ninguna en el mundo
Aun así, no hay que menospreciar nunca a un club como el Borussia de Dortmund, sobre todo teniendo en cuenta que el partido de vuelta se juega en un auténtico santuario del fútbol germano, el Westfalenstadion. La atmósfera que se genera en aquel estadio no es comparable con ninguna en el mundo; en mis veinte años como narrador no he sentido en ningún estadio la emoción que allí se vive. En el partido de semifinales llegó un momento en el que no solo no escuchaba a mis compañeros de RNE, sino que no me escuchaba lo que yo mismo estaba comentando ante el ruido ensordecedor de la afición del Borussia.
El estadio cuenta con una espectacular grada ubicada en el fondo sur, la denominada Südtribü. Da vértigo, tiene una gran pendiente, digamos que es casi vertical, y además cuenta con una capacidad para 24.000 espectadores. Al ser un estadio con una estructura muy vertical y cerrada, los cánticos de los aficionados retumban de una forma estremecedora; quizá solo sea comparable con el ambiente que se respira en Anfield Road, el mítico estadio del Liverpool.
Dicho todo esto, no debería tener problemas el Real Madrid para doblegar al Borussia de Dortmund en la eliminatoria de los cuartos de final de la Champions, pero seguro que cuando vuelva al Westfalstadion lo hará con el respeto que provocan los templos futbolísticos. El Madrid habita en uno de ellos, el Bernabéu, por eso no será difícil entrar en ese estado siempre exigible para clubes tan grandes. En todo caso no será agradable regresar al lugar del crimen; eso sí, en esta ocasión lo hará sin un entrenador con karma tan negativo como el anterior.
© Antonio Muelas, 2014 { [email protected] }
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